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ROMANCE DEL REY MORO

 

Un rey moro tenía un hijo

que tranquilo se llamaba,

un día que estaba jugando

se enamoró de su hermana.

 

Como no podía ser

se hizo el enfermo en la cama,

le subió su padre a ver,

que tienes hijo del alma.

 

Quieres que te mate un ave

de esas que se crian en casa,

lo que yo quiero es un caldo

que me lo suba mi hermana.

 

Que me lo suba ella sola

que no suba con compaña,

era tiempo de verano

y subió en enagua blanca.

 

La agarró de la cintura

sobre la cama la echaba,

con un pañuelo de seda

la boquita le tapaba.

 

A eso de los nueve meses

cayó muy grave en la cama,

llamaron a los doctores

los mejores de Granada.

 

Unos la toman el pulso

otros la miran la cara,

se dicen unos a otros

esta niña está preñada.

 

 

 CAMIÑA DON SANCHO

 

Camiña Don Sancho

mañanciña fría,

a terra de mouros

a librar cautiva.

 

Naveira da fonte

da fonte vellida,

as vendas de liño

lavaba mociña.

 

De terra de mouros

Don Sancho volvía,

ay, alma da fonte

deixaba cautiva.

 

 

ROMANCE DE MARIANA PINEDA

 

Marianita solita en su cuarto

su bandera se puso a bordar,

la pillaron con ella en los brazos

su delito no pudo ocultar.

 

Oh, traidora como me engañaste

oh, traidora no fuiste leal,

que el registro que su casa hubo

varias muertes tendrá que costar.

 

Yo os pido por Dios realistas

si en algo puedo conseguir,

que a mis hijos les den empleo

y a mi que me dejen morir.

 

Marianita ya la llevan presa

y la gente llorando atrás,

y los hijos llorando decían:

Vuelve a casa querida mamá.

 

Marianita sola en el cadalso

en la muerte se puso a pensar,

y los mismos realistas decían

quien pudiera darte libertad.

 

Oh, que día tan triste en Granada

que a las piedras las hizo llorar,

al ver como Marianita muere

en cadalso por no declarar.

  

 

EL CONDE FLORES

  

Grandes guerras se levantan

por "cima" de Portugal,

El Conde Flores señores

dicen que se va a marchar.

 

La condesa llora, llora,

y no la pueden callar.

Si a los siete años no vengo,

condesa, te casarás.

 

Se pasaros siete años

y el Conde no viene ya.

"Dame licencia, mi padre,

para el conde ir a buscar."

 

Cogió el bordón en la mano

y se fue a peregrinar.

"Vaquerito, vaquerito,

te quería preguntar".

 

¿De quién llevas tantas vacas

con tanto hierro y señal?

"Del conde Flores, romera,

que en aquel castillo está".

 

"De la guerra llegó rico

mañana se va a casar".

Llegada frente al castillo

con el conde fue a encontrar.

 

"¿No me conoces buen conde?

mira si conocerás

el brial de seda verde

que me diste al desposar".

 

"Quédese con Dios la novia,

vestidita y sin casar,

que los amores primeros

son dificil de olvidar".

 

ESTABA UNA SEÑORITA

 

Estaba una señorita

de pechos en el balcón,

esperando que pasara

el segundo batallón.

 

A pasado un caballero

de malísima intención,

donde está su maridito

que aquí no le veo yo.

 

Se ha marchado de caza

a los montes de León,

si quiere usted que no vuelva

le echaré una maldición.

 

Que se caiga del caballo

y se parta el corazón,

al decir estas palabras

el maridito llegó.

 

Abremé la puerta cielo

abremé la puerta sol,

que te traigo un conejito

de los montes de León.

 

O tu tienes calentura

o has dormido con varón,

ni yo tengo calentura

ni he dormido con varón.

 

Se me han perdido las llaves 

del más alto corredor,

las llaves eran de plata

de oro te las traigo yo.

 

De quien es esa cabeza

que en mi cama veo yo,

es el niño la vecina que

en mis brazos se durmió.

 

Que niño ni que demonios

tiene más barbas que yo,

la ha agarrado de la falda

la tirao por el balcón.

 

Se la ha llevado a sus padres

"pa" que la eduquen mejor,

educala tu mi yerno

que tienes la obligación. 
               

 

ROMANCE DEL SOLDADO

 

En el hospital de Cadiz

estando yo de enfermera

había unos soldaditos

que hablaban de esta manera.

 

Que te pasa soldadito

que pasa que no te alegras

es que te marea el mar

o el humo de las calderas.

 

No es que me maree el mar

ni el humo de las calderas

es que me he casado ayer

y hoy me traen para la guerra.

 

Tan bonita es tu mujer

que tanto te acuerdas de ella

si ustedes la quieren ver

la llevo en la cartera.

 

Saco la fotografía

para que todos la vean

y el capitán que la vio

puso los ojos en ella.

 

Vete vete soldadito

vete a vivir con ella

que con un soldado menos

también se gana la guerra.

 

Abre la puerta María

ábreme la puerta estrella

que por tu cara bonita

me he librado de la guerra.

 

LAS TRES CAUTIVAS

 

En el campo moro

entre las olivas 

allí cautivaron

tres niñas perdidas.

 

El pícaro moro

que las cautivó 

a la reina mora

se las entregó. 

 

Toma reina mora 

estas tres cautivas

para que te valgan 

para que te sirvan.

  

¿Cómo son sus nombres

como les decían?

La mayor Constanza, la menor Lucía

y la más pequeña se llama María.

 

Costaza amasaba

Lucía cernía,

y la más chiquita

agua les traía.

 

Un día en la fuente

en la fuente fría

con un pobre viejo

se halló la más niña.

 

¿Dónde vas buen viejo,

camina, camina?

Así voy buscando

a mis tres hijitas.

 

¿Cómo son sus nombres

cómo les decían?

la mayor Constanza

la menor Lucía

y la más pequeña

se llama María.

 

Usted es mi padre

y tu eres mi hija

yo voy a contarlo

a mis hermanitas.

 

¿No sabes Constanza

no sabes Lucía

que he encontrado a padre

en la fuente fría?

 

Constanza lloraba

lloraba Lucía

y la más pequeña

de gozo reía.

 

 

 

EL PAJE DEL REY

 

Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido,

quien te tuviera esta noche en mi jardín florecido.

 

Valgamé Dios Gerineldo cuerpo que tienes tan lindo,

quien te pudiera gozar dos horas a mi albedrio.

 

Como soy vuestro criado señora os burlais comnigo,

no me burlo Gerineldo que de veras te lo digo.

 

Y a que hora mi señora vendré yo a lo convenido,

sobre las doce o la una que el rey estará dormido.

 

Media noche es ya pasada Gerineldo no ha venido,

o mal haya Gerineldo quien amnor puso contigo.

 

Siete vueltas dio al palacio otres siete dio al castillo,

y a la septima que dio al cuarto la infanta ha ido.

 

A golpeado la puerta medroso y con gran sigilo,

quien a mi estancia se atreve quien llamara a mi postigo.

 

Señora soy Gerienldo que vengo a lo prometido,

lo ha tomado de la mano y en su estancia lo ha metido.

 

Empezaron a luchar como mujer y marido,

y casados de luchar los dos se quedan dormidos.

 

Despertado había el rey de un sueño despavorido,

o me roban a la infanta o traicionan mi castillo.

 

Deprisa llama a su paje pidiendole los vestidos,

Gerineldo, Gerineldo, Gerineldito pulido.

 

Tres veces le había llamado ninguna le ha respondido,

y el rey que algo sospechaba al cuarto la infanta ha ido.

 

Los ha encontrado durmiendo como mujer y marido,

su espada puso por medio por que sirva de testigo.

 

Con el frio del acero la infanta se ha estremecido,

despiertate Gerineldo despierta dueño querido.

 

Que la espada de mi padre entre los dos ha dormido,

ay! señora que haré yo para no ser conocido.

 

Vete al jardín de mi padre a cortar rosas y lirios,

se ha encontrado con el rey a la vuelta del castillo.

 

De donde vienes Gerineldo pálido y descolorido,

vengo del jardín señor de cortar rosas y lirios.

 

La frescura de una rosa la color me ha desrraído,

de esa rosa que has cortado mi espada ha sido testigo.

 

Tu me mientes Gerineldo pues con la infanta has dormido,

matadme señor matadme que lo tengo merecido.

 

No te mato Gerineldo que te crie desde niño,

te casaré con la infanta y al fin serás su marido.

 

Tengo juramento hecho a la Virgen del Peligro,

que mujer que antes gozase nunca seré su marido.

 

 

 

 

ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS

 

¡Quien hubiera tal ventura

sobre las aguas del mar

como hubo el Conde Arnaldos

la mañana de San Juan!

 

Andando a buscar la caza

para su falcón cebar

vio venir una galera

que a tierra quiere llegar.

 

Las velas trae de seda

las jarcias de oro torzal

áncoras tiene de plata

tablas de fino coral.

 

Marinero que la guía

diciendo viene un cantar

que la mar ponía en calma

los vientos hace amainar.

 

Los peces que andan al fondo

arriba los hace andar

las aves que van volando

al mastil vienen a posar.

 

Allí habló el Infante Arnaldos

bien oireis lo que dirá:

Por tu vida, marinero

dígasme ora ese cantar.

 

Respondiole el marinero

tal respuesta le fue a dar:

Yo no digo mi canción

sino a quien conmigo va.

 

 

ROMANCE DE LA GUERRA

 

Madre anoche en las trincheras

entre el fuego y la metralla

vi al enemigo correr

la noche estaba cerrada.

 

Apunté con mi fusil

al tiempo que disparaba

y una luz iluminó

el rostro que yo mataba.

 

Era mi amigo José

compañero de la escuela

con quien yo tanto jugué

a soldados y a trincheras.

 

Ahora este juego es verdad

y mi amigo yace en tierra

madre yo quiero morir

ya estoy harto de esta guerra.

 

Si te vuelvo a escribir

lo haré desde el cielo

quiero irme con José

y jugaremos de nuevo.

 

 

 

ROMANCE DEL CONDE OLINOS

 

Madrugaba el Conde Olinos 

la mañana de San Juan

a dar agua a su caballo

a las orillas del mar.   

 

Mientras el caballo bebe    

canta un hermoso cantar      

las aves que iban volando       

se paraban a escuchar.      

 

Bebe mi caballo bebe

Dios te me libre del mal

de los vientos de la sierra

y de las furias del mar.

 

Desde la torre más alta

la reina le oyó cantar

mira hija como canta

la sirenita del mar.

 

No es la sirenita madre

que esa tiene otro cantar

es la voz del Conde Olinos

que por mí penando está.

 

Si es la voz del Conde Olinos

yo le madaré matar

que para casar contigo

le falta sangre real.

 

No le mande matar, madre

no le mande usted matar

que si mata al Conde Olinos

a mí la muerte me da.

 

¡Guardias! mandaba la reina

al Conde Olinos buscar

que lo maten a lanzadas

y echen su cuerpo a la mar.

 

La Infantina con gran pena

no paraba de llorar

él murió a la medianoche

ella a los gallos cantar.

De ella nace un rosal rojo

de él nace un espino albar

crecen crecen las dos plantas

y se llegan a juntar.

 

La reina muerta de envidia

a las dos manda cortar

de ella sale una paloma

de él un fuerte gavilán.

 

La Bella mal maridada.

La bella mal maridada,
de las lindas que yo vi,
véote tan triste enojada;
la verdad dila tú a mí.
Si has de tomar amores
por otro, no dejes a mí,
que a tu marido, señora,
con otras dueñas lo vi,
besando y retozando:
mucho mal dice de ti;
juraba y perjuraba
que te había de ferir. -
Allí habló la señora,
allí habló, y dijo así:
-Sácame tú, el caballero,
tú sacásesme de aquí;
por las tierras donde fueres
bien te sabría yo servir:
yo te haría bien la cama
en que hayamos de dormir,
yo te guisaré la cena
como a caballero gentil,
de gallinas y capones
y otras cosas más de mil;
que a éste mi marido
ya no le puedo sufrir,
que me da muy mala vida
cual vos bien podéis oir. -
Ellos en aquesto estando
su marido hélo aquí:
-żQué hacéis mala traidora?
ĦHoy habedes de morir!
-żY por qué, señor, por qué?
Que nunca os lo merecí.
Nunca besé a hombre,
mas hombre besó a mí;
las penas que él merecía,
señor, daldas vos amí;
con riendas de tu caballo,
señor, azotes amí;
con cordones de oro y sirgo
viva ahorques a mí.
En la huerta de los naranjos
viva entierres a mí,
en sepoltura de oro
y labrada de marfil;
y pongas encima un mote,
señor, que diga así:
ĞAquí está la flor de las flores,
por amores murió aquí;
cualquier que muere de amores
mándese enterrar aquí.
que así hice yo, mezquina,
que por amar me perdí.

 

Romance del mal de amor.

Aquel monte arriba va
un pastorcillo llorando;
de tanto como lloraba
el gabán lleva mojado.
-Si me muero deste mal,
no me entierren en sagrado;
fáganlo en un praderío
donde non pase ganado;
dejen mi cabello fuera,
bien peinado, y bien rizado,
para que diga quien pase:
¡Aquí murió el desgraciado!-
Por allí pasan tres damas,
todas tres pasan llorando.
Una dijo:
¡Adiós, mi primo!
Otra dijo:
¡Adiós, mi hermano!
La más chiquita de todas
dijo:
¡Adiós, mi enamorado!

           

Romance de Doña Alda.

En Paris está doña Alda,
la esposa de don Roldán,
trescientas damas con ella
para bien la acompañar;
todas visten un vestido,
todas calzan un calzar,
todas comen una mesa,
todas comían de un pan.
Las ciento hilaban el oro,
las ciento tejen cendal,
ciento tañen instrumentos,
para a doña Alda alegrar.
Al son de los instrumentos
doña Alda adormido se ha;
ensoñado había un sueño,
un sueño de gran pesar.
Despertó despavorida
con un dolor sin igual,
los gritos daba tan grandes
se oían en la ciudad.
-
¿Qué es aquesto, mi señora,
qué es lo que os hizo mal?
-Un sueño soñé, doncellas,
que me ha dado gran pesar:
que me veía en un monte,
en un desierto lugar,
y de so los montes altos
un azor vide volar;
tras dél viene una aguililla
que lo ahincaba muy mal.
El azor con grande cuita
metióse so mi brial;
el águila con gran ira
de allí lo iba a sacar;
con las uñas lo despluma,
con el pico lo deshace.-
Allí habló su camarera,
bien oiréis lo que dirá:

-Aqueste sueño, señora,
bien os lo entiendo soltar:
el azor es vuestro esposo,
que de España viene ya;
el águila sodes vos,
con la cual ha de casar,
y aquel monte era la iglesia
donde os han de velar.
-Si es así mi camarera,
bien te lo entiendo pagar.-

Otro día de mañana
cartas de lejos le traen;
tintas venían de fuera,
de dentro escritas con sangre,
que su Roldán era muerto
en la caza de Roncesvalles.
Cuando tal oyó doña Alda
Bésame y Abrázame.

Bésame y abrázame,
marido mío,
y daros he en la mañana
camisón limpio.
Yo nunca vi hombre
vivo estar tan muerto
ni hacer el dormido
estando despierto:
andad, marido, alerta
y tened brío
y daros he en la mañana
camisón limpio.

muerta en el suelo se cae.

  

 


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